Mañana, miércoles de ceniza iniciamos la Santa Cuaresma, un tiempo de inspiración bautismal, un tiempo que nos llama a revivir nuestro bautismo.
Los cuarenta días previos a la Pascua (en realidad son cuarenta y seis desde el miércoles de ceniza al jueves santo inclusive) tienen en la pedagogía eclesial, una finalidad determinada: celebrar el itinerario luminoso hacia Jerusalén en el que se anticipa la experiencia pascual. Cristo caminando hacia la Pascua, arrastra consigo a toda la Iglesia y se convierte para ella en el protagonista, en el modelo con el que identificarse y en el maestro al que escuchar.
El tiempo de Cuaresma y su duración simbólica de cuarenta días tienen su modelo en Cristo que se retira al desierto para orar y ayunar, para combatir y vencer al enemigo con la Palabra de Dios. Período que, a su vez, nos evoca otros acontecimientos marcados por ese mismo símbolo numérico: del diluvio al Sinaí, de Elías camino del Horeb a Jonás en Nínive.
En nuestra parroquia comenzaremos el Santo Tiempo de Cuaresma con la imposición de la ceniza en las Eucaristía de 12.00 y de 19.00 horas.
Este año viviremos este Santo Tiempo litúrgico de una forma especial ya que celebraremos el cincuentenario de la Coronación Canónica Pontificia de Nuestra Santísima Madre de la Soledad, que Ella nos guíe en este tiempo y nos conceda la gracia de ser perfectos hijos de Dios. Agradecemos a Dios la celebración de este acontecimiento que reviviremos con los actos y cultos que están por venir y que iremos nuevamente anunciando en este sitio. Gracias, Señor por tan hermoso regalo.
Paz y bien.
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