Se acercan los días grandes, en San Francisco se palpa un aroma especial, es María de la Soledad, la Madre de la Ciudad, quién ha bajado del cielo para celebrar entre nosotros este aniversario especial, las Bodas de Oro de su Coronación concedida por el Beato Papa Juan XXIII el 19 de diciembre de 1962 y llevada a cabo en el pontificado de Pablo VI el jueves, 19 de marzo de 1964.
El dolor con Ella se hace elegancia, el dolor con Ella se hace esperanza, prestancia, hermosura, Ella, Santa María de la Soledad es la cumbre de perfecciones, es la Virgen de nuestra vida, es el bálsamo que alivia todas nuestras dolencias, es la predilecta del Padre Eterno.
Ella se acerca a nosotros en este tiempo especial, en este tiempo donde el azahar y el incienso se entremezclan para ofrecerle el mejor aroma que merece una Reina como Ella, que nos espera para escuchar de nuestros labios un Ave María, un Dios te Salve, nos espera para celebrar con Ella este histórico momento que aconteció hace cincuenta años en el pórtico de la Santa Iglesia Catedral.
¡Virgen de la Soledad, ruega por nosotros!
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