martes, 1 de mayo de 2012

El Avemaría… desde tu Corazón, Madre.

Mayo, mes de María.
“Dios te salve, María, llena eres de gracia”… murmuro en el banco de mi Parroquia, siguiendo a las señoras que rezan el Santo Rosario….

Tantas veces he repetido la misma oración, tantas… como compañera de penas y alegrías, llenando las soledades del alma y compartiendo también la risa…

Bellas palabras, dulces palabras, pensar que a veces, por repetirlas apurado, no alcanzo a gustar su perfume y suavidad….
Madre ¿puedo preguntarte algo?- y mi corazón se hace pequeñito bajo tu manto en la imagen de Nuestra Señora de la Soledad de la Portería.

María de la Soledad ¿Qué sucede en tu corazón cada vez que tus hijos decimos el Avemaría?
Pareciera que hasta mi ángel guardián dejó de batir sus alas para escuchar. Mi corazón también se quedó asombrado ante mi propia pregunta. Y tu silencio perfumó el aire y todos los santos del cielo y la corte celestial se preparó a oír tu respuesta….
Y yo estoy allí. En medio de todos y me siento muy pequeño, pero muy amado… muy pecador, el mayor de todos, pero inundado de la Divina Misericordia ….

Y tus palabras tienen la fuerza para llenar no sólo mi vida, sino también la eternidad…
- Hijo, El Avemaría comienza con la salutación angélica…”Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo (Lc1,28)”… Piensa, considera esas palabras… fueron dichas de parte de Dios por uno de los primeros príncipes de la milicia celestial, el Ángel Gabriel. Su fin era la Encarnación de la Sabiduría Eterna. Por ellas Dios se hizo hombre y yo, una Virgen, soy la Madre de Dios.

Después de escuchar estas palabras tuyas, permanezco en silencio, junto a mi corazón, en el banco de mi parroquia, frente a ti. Aun no ha terminado este Avemaría, el más profundo que haya dicho en mi vida… me pides que continúe. Hasta imagino que toda la corte Celestial, que te cantaba alabanzas, está ahora en silencio para escuchar mi petición.

Y mi voz es apenas un susurro:
- Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora…

En mi alma, llena de amor y de asombro, nace una palabra:”Gracias”, gracias Padre Dios, por darnos a María, gracias Jesús, por darnos a tu Madre para que sea la nuestra, gracias Madre de la Soledad por contarme estos secretos tan hermosos que son luz para mi alma y purificación para mi espiritu atormentado…

Hermano mío que lees estas líneas ¿Me acompañas a rezar un Avemaría a María en su Soledad?

J.U.S.N.

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